Entradas populares

lunes, 17 de agosto de 2015

Los hombres de mi vida

De aquellos muchos o pocos hombres que han pasado o continúan estando en mi vida, he tejido una historia de grandes enseñanzas, con un estambre incorruptible que no me permitirá olvidar. Cualquiera que sea o haya sido nuestra relación, el lazo está ahí para que lo recuerde.
Aprendí que las personas cometen errores (muchos), y que hasta la mejor persona peca.
Aprendí que se puede mantener una mentira por demasiados años, que las personas fingen muy bien, que cualquiera puede ser actor si se tiene un motivo. 
Aprendí que hasta la persona que por ley natural debería de amarme, es capaz de lastimarme y hacerme dudar de ese sentimiento.
Aprendí que a veces ni siquiera la familia es suficiente para ser intachables, ni las enormes ganas de ser un ejemplo a seguir, ni el amor...
Aprendí que no debo mirar hacia arriba a nadie y pensar que su grandeza es interminable por más que lo admire porque, ni aunque deje de parpadear para siempre, él se va convertir en Dios para llamarlo perfecto.
Aprendí que la inmadurez te ciega y sin embargo es inevitable, que madurar es una decisión y que hay personas que, ni pasando cinco décadas, lo logran.
Aprendí que hay humanos que no saben amar y amarlos no cambia nada. 
Aprendí que también puedo ser "la otra" sin darme cuenta por largo tiempo, y que una vez en mi conocimiento, sentiré el arrepentimiento que él no es capaz de sentir y también viviré el dolor de ella, aunque jamás hayamos cruzado palabra.
Aprendí que un "te amo" no significa absolutamente nada en los labios equivocados.
Aprendí que alguien puede amarme, y por más desafortunado que sea el caso, yo puedo no amarlo de vuelta, así como puedo yo amar profundamente y no ser correspondida jamás.
Aprendí que sí existe quien se comprometa, quien sea paciente y espere, aunque yo jamás llegara a definirme en su vida como destino.
Aprendí que a veces tienes que repetir la historia y esperar que sea la definitiva aunque el futuro siempre se mantenga en la incertidumbre.
Aprendí que sí vale la pena luchar, pero hay que entender cuando ya ni luchar sirve.
Aprendí que soy valiente, pero que hasta el más valiente sabe que a veces el dolor es tan grande que doblega. 
Aprendí que a veces, con el esfuerzo necesario, el amor se salva. A veces sí se cura. 
Aprendí que puedo ponerle a mi corazón cuantos muros quiera, pero la persona adecuada puede derribarlos y hacerme llorar de nuevo como creí ya no poder.
Aprendí que las lágrimas no siempre son saladas porque no siempre son dolorosas.
Aprendí que no nací para arreglar almas y torturarme en el proceso.
Aprendí de ellos todo lo que quiero y no quiero ser porque no quiero ver en mí ni en nadie más las lágrimas de mi madre, mi abuela, mi hermana...
Aprendí que todas las experiencias me marcan pero no me definen, porque eso lo elijo yo.
Aprendí que puedo dejar de creer en el amor cuantas veces necesite y, no por eso, éste dejará de existir. 
Y, a todo esto, aprendí que cuando me case (si llego a hacerlo) no me voy a quitar ese anillo del dedo; voy a dejar que todo el mundo vea y no voy a dar pie a confusiones; voy a dejar claro que no soy suya ni él mío, pero nos amamos tanto o más para considerarnos parte el uno del otro; voy a prometer (y a cumplir) que la infidelidad no será una palabra que tendrá que ocupar espacio en nuestro vocabulario; voy a jurarle que si dejo de amarle o comienzo a amar a alguien más, no voy a lastimarle fingiendo que me quiero quedar, ni por poco ni por mucho tiempo, sin que eso signifique que dejaré que se pierda lo que aún vive. Pero sobre todo, voy a decirle que le prometo de antemano todo eso, esperando que no llegue el día en que durmamos en camas distintas y olvidemos que nuestro sobrenombre principal era "mi vida". Voy a poner en práctica todo lo bueno que sí aprendí de los hombres de mi vida. 



domingo, 8 de marzo de 2015

Inspiration



Everyone needs a little bit of inspiration. You are mine, the one that makes the most beautiful thing out of me.

You gave love a new meaning, something more powerful, more real. Something that makes me wish bigger and work harder.

Just to see your smile makes me realize that everything is going to be alright. You've taught me that I can make anything happen if I want it enough. You've made me believe in myself, and in us.

I can actually feel the change. I'm happier, I'm doing so many things that I'd been postponing for so long, I've created more goals, I've grown.

Every second apart just makes me wish to be with you again even harder.

Things that I thought I would never believe in are so important to me now. To know that I don't need to be three inches apart from you to love you, even though I miss you tenderness touching me. To discover that love takes chances, makes efforts, works hard, dreams big, cries of happiness and lives smiling. As me, today.

The more I realize the mysteries you are, what remains to discover of you, the more I get it's unreachable to completely know you and the more I love you.

I love all your facets and every part of your personality.

I love that I'm proud of you, that I feel you're such a different person from anyone else.

I love that our thing has so many challenges and yet is feel what is must be. It feels right.

I love that I finally feel like I want to give the best of me to you.

I love that I know not everything is forever and not always things work out as we want, but I have the desire to do whatever it takes to make everything work, I don't feel like giving up.

I love that I trust you and you trust me and we have something that the world lacks of.

I love that everyone says that we looks so cute together. I know it may be dumb, but I know what they mean. And is much more than that, It's that you can see the connection even when it's something invisible.

I love your flaws, your obsessions, your virtues, your intelligence, your desires, your dreams, your long talks, your likes.

I love your hobby of stroking my hair while I'm driving... your touch, your kisses, your look.

I love everything that you share with me about who you are, your culture, your habits.

I love all those things that makes us different from each other.

I just love you, for now, for a while, forever


sábado, 28 de febrero de 2015

Regresar

Y pensar que había perdido la fe hace tanto tiempo, que me dejé llevar por la desesperanza de una generación que cree sentir mucho pero no se compromete con nada.
Ha sido culpa de ese remolino confuso de lazos inconclusos y besos con sabor a vacío. O quizá ha sido culpa mía, que por un momento dejé que esa esencia que tanto me caracterizaba, se me escapara por los poros, gota a gota, lágrima a lágrima.
Estaba tan perdida que ni yo sabía quién era, y no esperaba nada de la vida que me llenó de decepciones en tan pocos años. Se me hizo más fácil ignorar, desentenderme y flotar sin entusiasmo en un mar de indiferencia.
Él me despertó y me sorprendió con un explosión de sensaciones incesables. ¿Cómo continuar ese letargo?
Quizá fue el sol en su piel o la luna en su sonrisa, las flores en el olor que emana su cuerpo o la dulce fruta en sabor de su saliva. No. Tal vez no fuera eso, sino la hermosa imperfección de sus sueños, tan auténticos y propios, los que me compartió durante el roce de nuestras manos en compañía de un buen té o esa magia tan perceptible que juro haber tocado en su piel. Puede que sea la espontaneidad de nuestra primera cita y la segunda y la centésima.
Pero también fui yo, con todas las heridas que hicieron a mi corazón más fuerte, ahí en donde quedó cicatriz.
Hemos sido los dos, con una combinación de su incesable optimismo y el despertar de una armonía que estaba inconsciente, inutilizada en algún rescoldo de mi maltrecho ser.
He de admitir que ha sido duro entender el deterioro que sufrió mi alma todo el tiempo que decidí dejar de ser yo misma para ser un ente algo más pesimista y falto de emoción. Pero él me recordó que debía respirar una vez más, que debía volver a ser humana.
Hoy, al otro lado del mundo o a escasos centímetros, él es mi razón de emerger de las profundidades de la desensibilización.

Pero, insisto, también soy yo, porque lo que él ha visto en mí es lo que la escasa transparencia de mi alma aún dejaba notar, a pesar de la sombra que me tenía bajo su yugo. A mi oscuridad sólo le hacía falta su claridad, una luz etérea y poderosa que le diera valor a la mía para brillar con más fuerza. Todo lo que un día fui, seguía ahí para cuando quisiera ser feliz de nuevo.

sábado, 27 de diciembre de 2014

Hygge

Tan fugaz, pero tan real. Inesperado.
Así como llegaste, te has ido. La experiencia más corta, pero también la más grata.
No estás, pero no tengo nada que reprocharte.
Todo ha sido perfecto y ha durado lo necesario.
Porque el tiempo, que aunque se nos escapó rápidamente de las manos, no pudo evitar la unión espiritual de tu cuerpo con el mío. Esa conexión etérea y poderosa, que jamás podré explicar ni repetir.
Tan rebelde y tan auténtico. Nunca conocí a alguien como tú.
Que fue tan fácil sentir que te conocía desde siempre y, a pesar de ello, mantener el nerviosismo de todas las primeras veces.
Tan auténtico, tan único.
Hasta las palabras de otros han sido más sinceras en tus labios.
Tus brazos han sido un lindo y cómodo refugio para el frío invierno.
¿Cómo dudar de ti si me has entregado todo en días?
Que el tiempo que nos cuesta a los mortales confiar en alguien, tú lo hiciste trizas, te burlaste de él y me enseñaste que tan sólo es otro mito humano para justificar el miedo.
Nos hemos saltado todos los pasos de ese proceso tonto de querer a alguien. ¿Quién podría entonces atreverse a decir que no hemos sido reales?
Tan mío y tan de nadie. Tan tuya y tan independiente.
Has dejado una marca imborrable, irreversible.
Ahora es la vida antes y después de ti.
Sí tuve que ser fuerte para verte partir, pero he sido fuerte mucho tiempo y esta vez no hay tristes recuerdos, sólo hermosos anhelos.
Que verte de nuevo es incierto, pero crea esperanzas.
Que esperar que no me olvides es inseguro, pero da pie a tener fe.
¿Y qué más da si hemos de ser cosa de un momento? Al menos ahora tenemos a alguien con quién soñar.

lunes, 20 de octubre de 2014

Te puedo decir

Quizá no puedo decir que te quiero, pues es muy pronto para saberlo. No puedo decirte que me gustaría pasar mucho más de mi vida contigo. Pero puedo decirte que sin saberlo, has estado presente en mi felicidad cuando te veo y cuando te pienso. No soy capaz de mirarte a los ojos sin sentir algo, aunque no sé qué es.
Me deja sin aliento ese cuerpo perfecto, esculpido de músculos y la sonrisa traviesa que me dedicas una y otra vez tras tomar mi siempre fría mano, que se parece a mi helado corazón, cubriéndolos como si quisieras fundir su hielo con tu calor. 
Me gusta de ti esos ojos de niño y esa voz de joven, las manos de hombre y la mente de humano. Me encanta esa inteligencia perspicaz que trasmites con naturalidad.
Y cuando te veo sólo puedo bajar la cabeza intentando ocultar el rubor de mi rostro que siente el peso de tu mirada deseándome y queriéndome. 
Llenarme de felicidad es inevitable al compartir el tiempo a tu lado, caminando de tu mano por las calles sin un rumbo fijo, porque es lo que menos necesitamos cuando nos tenemos. 
Y bailar al ritmo de la música inexistente con esos pasos torpes. ¿Acaso no es eso alegría?
Y reír con nuestros chistes de dos, incomprensibles para el mundo, pero con todo el sentido del mundo para nosotros. Reír con ganas, con sinceridad. 
Y abrazarnos con toda la fuerza que podemos encontrar.
Y besarnos con la pasión que no sabíamos que existía. 
Y encontrar complicidad ante la vida y protección del cruel mundo en el otro.
Te quiero a mi lado, en mi vida, para ahora, para un rato, para unos años, para siempre. No lo sé. Sólo sé que te quiero aquí. Eso es lo que en este momento te puedo decir. 

domingo, 5 de octubre de 2014

Abismo

Haz lo que quieras de ti mismo.
Si necesitas ir por la vida creándote demonios, hazlo.
Si te encanta esa obscuridad que llena de soledad hasta al alma más fuerte, súmete en ella.
Si estás satisfecho hundiéndote en el mar de lágrimas, que finges no tener, que guardas para tus adentros, pero existen, entonces ahógate en ellas.
Haz lo que quieras, pero no me jales contigo. Sabes que caeré. Que si me lo pides, volveré. Y no quiero.

En algún momento me perdí y creí que por amarte debía de vivirte tanto, hasta acabar en el mismo abismo en el que tú habías caído. Estaba tan dispuesta a servirte de apoyo para que tú salieras, aunque eso significara que pasaras por encima de mí.
No entendía que ni yo podría sacarte porque no estás dispuesto a salir, ni podría salir después, porque en definitiva, tú no me ibas a ayudar, sino retener.

Quise ser luz y me apagaste. Quise ser fortaleza y no sólo me hiciste débil, sino que te convertiste en mi debilidad. Todos mis esfuerzos, en vano, fueron malgastados mientras me volvía más como tú, en vez de ayudarte a ser un poco más el mejor de ti mismo.

Una fuerza arrolladora, que desconocía que había en mi, me ayudó a salir adelante. A salir a la luz en lugar de quedarme en esa, tu alma, que está en tinieblas.

Tuve que aprender a la fuerza, a base de dolor y lágrimas, que fueron imparables durante mucho tiempo, que no podía salvarte si tú no querías ser salvado. Y que no podía esperar tu amor, uno que te empeñara en colorear la vida para los dos, si no sabes ni cómo quererte a ti mismo.

Lo entendí. Hoy he dejado de luchar por ti, para empezar a luchar por volver a ser la misma que era antes de que me sucedieras. Tuve que comprender que estás ya tan cegado, que no puedes ver que hundes con malicia a quien esté dispuesto a hundirse por ti de buena voluntad; que no puedes encontrarle el sentido a ver por alguien y amar, porque no te importa ni siquiera el daño que te haces a ti mismo.

No es egoísmo, es que simplemente creo que ya es muy tarde para ti.




domingo, 28 de septiembre de 2014

Actos heróicos

Ese calor que recorre mi piel, prueba de que tus brazos me rodean y me protegen del frío y el mundo cruel. Sólo tus ojos me devuelven a la luz, después de sacarme del abismo en el que tiendo a caer cuando me dejo llevar por los recuerdos del pasado.

Aferrarme a ti es lo más sensato que puedo hacer para no volver al infierno en que esos labios prohibidos intentaron consumirme.

Tu abrazo es casi suficiente para volver a unirme y dejarme completa. Porque sólo tú has intentado reconstruir este corazón de los escombros, aún cuando eso significa unir una a una todas las piezas.

Aún cuando significa tiempo, tú eres paciencia. Aún cuando significa dolor, tú eres fuerza.

Valor es como puedo llamar a la disposición para quedarte en un hogar que se cae a pedazos. Amor es la entrega que tienes hacia esta vida que ya no encuentra qué más puede ofrecer.

Y aunque todo llegó a estar sumido en una poderosa oscuridad que se veía infinita para un mortal ser, que fue casi destruido hasta el alma, eres el coraje para levantarse, para luchar por la claridad, para volver a confiar.

Un héroe es cómo deben llamarte, pues sólo tú eres tan valiente para adentrarte en el desastre, con el peligro de herirte gravemente en el acto, y aún así, no tener miedo de salvarme.