Entradas populares

domingo, 28 de septiembre de 2014

Actos heróicos

Ese calor que recorre mi piel, prueba de que tus brazos me rodean y me protegen del frío y el mundo cruel. Sólo tus ojos me devuelven a la luz, después de sacarme del abismo en el que tiendo a caer cuando me dejo llevar por los recuerdos del pasado.

Aferrarme a ti es lo más sensato que puedo hacer para no volver al infierno en que esos labios prohibidos intentaron consumirme.

Tu abrazo es casi suficiente para volver a unirme y dejarme completa. Porque sólo tú has intentado reconstruir este corazón de los escombros, aún cuando eso significa unir una a una todas las piezas.

Aún cuando significa tiempo, tú eres paciencia. Aún cuando significa dolor, tú eres fuerza.

Valor es como puedo llamar a la disposición para quedarte en un hogar que se cae a pedazos. Amor es la entrega que tienes hacia esta vida que ya no encuentra qué más puede ofrecer.

Y aunque todo llegó a estar sumido en una poderosa oscuridad que se veía infinita para un mortal ser, que fue casi destruido hasta el alma, eres el coraje para levantarse, para luchar por la claridad, para volver a confiar.

Un héroe es cómo deben llamarte, pues sólo tú eres tan valiente para adentrarte en el desastre, con el peligro de herirte gravemente en el acto, y aún así, no tener miedo de salvarme.

martes, 23 de septiembre de 2014

Los encantos se desvanecen

No sé si este es el momento en el que ya caí en la cuenta, pero me decepciona que haya tardado tanto. No sé qué seguía esperando o qué seguía haciendo aquí. Comprendí cuánto dejé que me desvalorizaras, cuántas cosas acepté por un amor que jamás debió ser, que no valió la pena, y que, aunque me duela admitirlo, nunca fue correspondido.
Por favor, ya no vengas a tirarme ninguno de tus argumentos absurdos, que ya no me sirven. Engaños, mentiras, pretextos, falsedades, trucos... Eso es todo lo que has sido. No lo quería entender, pero ahora lo hago. 
Ahora entiendo que debí darme cuenta en todas las cartas que no tenían respuesta. En el secreto que existía sobre nosotros, aplastándome, asfixiándome con su peso. En el querer evitar la realidad incluso sabiendo que, inevitablemente, existía un mundo al rededor de nosotros, al que no le importan las historias individuales y había que vivir en él. 
Tristemente, quiero tomar todos nuestros momentos y simplemente deshacerlos, jamás volver a recordarlos. Quiero olvidarte, borrar tu existencia de la mía, no volver a mirarte. 
Perdóname, no es que no me pueda sentir feliz por ti, pero es que ya no quiero seguir fingiendo sonrisas en donde no las hay y seguir tragándome el lindo cuento con el que disfrazas todo. Ya no quiero querer encontrar respuestas a todas mis dudas, ni quiero preguntar, porque definitivamente ya no sé qué creerte. 
Por un momento creí que yo era el problema, que simplemente nunca fui suficiente para merecer de ti lo que le puedes dar a cualquier otra, aunque de tus palabras salga describirme como "para siempre". Pero no. No soy yo, eres tú. No sabes valorar, sólo sabes jugar. Nunca estuviste obligado a corresponderme todo lo que yo sentía, pero sí podías al menos haber desmentido a tiempo todo lo que no sentías, dejarlo claro, hacerme despertar. Sobre todo, no usar palabras que son más grandes que tú para seguir obteniendo lo que para ti era más conveniente. 
Ha sido mi culpa. Por creerte, por esperarte, por tenerte fe. ¡Dios!, Todo lo que yo sé y que tan empeñado estás en creer que lo escondes bien. Y tan empeñada estaba yo también en hacerme la tonta y fingir que no lo sabía.
Lastima aún más saber que he estado haciéndome daño, tragándome toda la ira y el dolor que sentía, mintiéndome todos los días. Te defendí hasta lo imposible, aunque tú no merecieras ni un poco del escudo con el que te protegía.
Ya no. De hoy en adelante me voy a dar el lujo de llorar todo lo que necesito, de gritar y sacarlo todo. Porque envenenas. Y las señales de que eres nocivo siempre han estado ahí, pero te amaba. Te amo. La diferencia es que hoy toqué mi límite. Y si hoy te amo, te juro por todo lo que amo, que lo dejaré de hacer. Ni siquiera te voy a odiar, simplemente te voy a olvidar. 
Si algo te reconozco es que sabes jugar excelentemente bien. Todo parece casi real. Me tuviste. Qué gran actor. 
No sé cómo vives con todo el daño que haces. No sé cómo puedes dormir. Pero descuida, un día también la culpa va a ser demasiada. Tarde o temprano. Quieras o no.
¿Qué te puedo decir? Me voy sabiendo que hice lo mejor que pude, aguante hasta mis límites y más, amé como loca y sin razón.
¿Qué hice mal? Nada. Sólo conocerte. 

Me gustaría que supieras que me encantó que sucedieras, pero los encantos se desvanecen. 
No dudo que tengas tus propios problemas y que lo que haces es consecuencia de ellos. Pero un día te dije que jamás te iba a justificar, que iba a entenderte. Y no puedo entender algo que no sé.
Fui yo quién me conformé con tan poco, siendo tanto. Me llevo la culpa conmigo porque soy más fuerte que todas las heridas que has causado y no importa lo que hagas, no lograrás romperme otra vez. 
Por ultimo, gracias. Nunca nadie me había hecho tanto daño como tú. Ha dolido tanto que llegó un punto en el que se volvió también físico; fue un dolor a todo mi ser. Me rompiste demasiadas veces, y yo simplemente terminaba por volver a caer. Pero me has hecho más fuerte. 
Sí soy para siempre, pero no soy para ti. 

lunes, 22 de septiembre de 2014

Obras de arte

Al abrir lo ojos...
Músculos esculpidos bajo esa tersa piel, que pinta de sol las sábanas blancas.
Siento el peso de tu brazo sobre mi cintura, aferrándola durante incontables horas para cuidar el calor de mi interior.
Pequeños pedazos de recuerdos que no se pueden repetir con sonidos formando palabras en los labios, sino con caricias haciendo música insonora, interpretada por la piel, jugando con roces delicados, autores de esos estremecimientos que van desde la punta del alma hasta el más oculto de los deseos.
Energía que ronda nuestros cuerpos y los mantiene unidos, dando testimonio de la armonía hecha suspiros que vivimos innumerables noches.
Indescriptibles múltiples reacciones que sufre mi piel viviendo tus manos, que la han explorado sin cansancio, tratando de descifrar todos los secretos que ha ocultado con el paso de los años.
Aún se sienten las figuras que formaste con tus dedos en mi espalda, cuando dibujaste futuros invisibles y tan reales, que se van materializando día a día, y se ven más cercanos cada vez que nuestros ojos descubren un nuevo amanecer, en el que nuestros labios se tocan y se susurran amor entre besos desesperados de más pasión incansable, esa que juramos nunca agotar y hacerla exclusiva de nosotros con los años.
Sensaciones equivalentes a la perfección del arte, cuando su creador ha logrado plasmar en su obra hasta el más inexplicable de sus sentimientos.
Siento tu aliento dulce en mi cabello y revivo entonces tu mirada profunda, que me confiesa una vida de sueños y amor cada vez que se queda en mí.
La desnudez se ha hecho parte de nosotros de nuevo, delatando sin remordimiento nuestra ansia diaria de entrelazar nuestros seres al compás de respiraciones agitadas, que explotan dejando escalofríos a su paso, temblores de satisfacción y, finalmente, la calma de no necesitar nada más que nuestra compañía, con el placer de sabernos nuestros a pesar del mundo.



martes, 9 de septiembre de 2014

La última carta

Yo sé a que viene todo esto. Supongo que lo he sabido desde siempre. Desde el primer día supe que tenías en ti todo el poder de lastimarme. Y aunque lo he sabido siempre, estoy a un lado tuyo. Pudiendo estar armada y preparada, aquí me tienes indefensa. ¿Qué se le va a hacer? Si así es el amor. Si no rompes, te rompen. Si no matas, te matan. Como la guerra…
Qué triste que la experiencia más bella del mundo pueda llegar a ser tan destructiva.
Pero no, me retracto. El amor no es así. Al menos no siempre. Albergo la esperanza aún.
Estúpida, lo sé.
Pero no tiene caso también dejar esto contigo. Ya es suficiente con el pedazo de corazón que te quedas. ¿Quieres más?
¿Qué más quieres? Tuviste mis palabras, mis pensamientos, mis deseos, mis sueños, mis ilusiones, mis razones, mis anhelos, mis caricias, mis besos, mis atenciones, mis preocupaciones, mis sonrisas, mis enojos, mis celos, mis desvelos, mis fuerzas, mis debilidades, mis simplezas, mis complicaciones, mis sentimientos.
¿Qué más te vas a llevar? ¡Ah, no!, Perdón. ¿Qué más te voy a dar yo, voluntariamente? ¿Cierto?
Porque sé que desde siempre pretendes que yo tenga la culpa.
Está bien. Sé que la tengo en mucha medida. Y si tú no tienes ganas de asumirla, asumo tu parte. Porque, ¿sabes?, soy más fuerte que eso. Y tonta tal vez. Y entregada también. Y amo realmente. Y digo la verdad, hoy y siempre. Sí, quizá sí sea una tonta, por asumir, además de todo, la responsabilidad de lo que ha pasado, pero no cargo nada en mi conciencia. He hecho las cosas bien, las he hecho por amor.
Amor. Qué difícil. Nadie lo entiende ni lo entenderá jamás. Estamos destinados a seguir equivocándonos. Pero al menos aprendemos. Pero al menos perdonamos. Al menos podemos hacerlo cada día mejor. Al menos sabemos qué simplemente duele y qué definitivamente mata.
¿Sabes qué es aún más triste? Que a pesar de todo, me quedaría. Sí, así de triste. Quizá no por mucho o quizá para siempre. Pero me quedaría.
Me quedaría porque te amo. Me quedaría porque tengo mucho por conocerte. Me quedaría porque sé que tienes muchas sombras, demasiados demonios, algunos fantasmas. Me quedaría porque puedo vivir con ellos. Me quedaría porque creo que aún hay en mi suficiente luz para enseñarles a no amar la oscuridad. Me quedaría porque no sé huir ni ser cobarde. Me quedaría porque no se deja a la persona amada por saber que guarda dolor en su vida. Me quedaría porque sé que si me voy, intentarías erradicar oscuridad con más oscuridad. Y hasta tú sabes que eso es imposible. 
Y no lo malentiendas, no es que crea que no eres lo suficientemente fuerte para hacerlo por ti mismo. Pero quizá no sabes cómo. Por algo, esta es la manera que conoces. Y no digo que soy la forma de saberlo, pero todos necesitamos un poco de ayuda, algo de apoyo, menos soledad, más incondicionalidad.
No soy quién te va a lastimar. Yo no te voy a fallar. Y si te fallo, aléjate. Si te fallo, corre, huye y no vuelvas a mirarme…
…Te lo diría. Pero sé que no me quieres en tu vida. Y contra eso, yo no puedo hacer nada.
No me rindo, te juro que no me rindo. Pero esta vez no soy yo. Hoy no depende de mí. Es tan ajeno a mí que duele. Porque es volver a la realidad. Es caer en la cuenta de que tu confianza hacia a mi fue vaporosa, casi inexistente. Sé que no te conocí mucho, pero tú me conociste menos. Y es una pena. Porque sí te di la llave a mi mente y a mi corazón. Te di incluso la llave de mi alma. Y sé que la guardaste, pero no te atreviste a abrir nada. Me desconoces tanto que asusta.
Y sí, yo lo sé, quizá de verdad soy muy tonta. Me entrego, amo y admiro a un solo hombre. Un hombre que quizá me usó, me rompió, volvió a armarme y finalmente me rompió una vez más. Pero aún así estoy entera. Y de pie. Y no tuve que pasar por encima de nadie para conseguirlo.
Y a pesar de todo, te amo. Perdón, pero no es algo de lo que me pueda deshacer sólo porque desde hace algún tiempo supiera que todo iba a pique. No es tan fácil. Tampoco es algo que pueda dejar de sentir porque supiera que podías hacer daño y que hay más demonios que luz en ti. Eso es, incluso, irrelevante.
Se ama porque se ama. No porque se crea en la perfección. Se ama porque no se puede explicar. Y cuando se ama, se ama a todo el paquete: lo bueno y lo malo, lo destructivo y lo constructivo, el pasado, el presente y la idea del futuro, la tristeza y la felicidad. Cuando se ama, uno se queda, aún en los problemas. Cuando se ama, no se huye. Amar es un sentimiento. Y también una decisión. Amar es saber que hay defectos, miles y miles, y saber que se puede vivir con ellos.
Sé que tienes muchos defectos, así cómo los tengo yo. Y aunque no conozco tus fantasmas, sabía que estaban ahí, casi  podía delinear sus siluetas. Pero para amar, debe haber admiración al menos a algo. Y yo a ti te admiro muchas cosas.
Y sin embargo, aquí me ves, alejándome, despidiéndome. Queriendo pero en realidad sin querer. A mi pesar, pero por amor propio, por amor a ti, por no estorbar en tu vida, por querer que seas feliz, por conocer más razones de las que crees que puedes esconderme, por respeto y discreción, porque dueles.
Te escribo esta, la última carta, para que recuerdes siempre que un día, alguien te amo como a nadie, y que, desafortunadamente, a veces ni eso es suficiente. Sé que nunca te voy a olvidar, pero sé que sí me voy para siempre. Aunque “para siempre” no exista.
Sé que pudimos haber hecho más, pero esto no es mi decisión. 

Como dije, el amor también es una decisión: la decisión de ser la mejor versión de uno mismo por amor propio y hacia alguien más.



jueves, 4 de septiembre de 2014

Quiero

Quiero amarte tanto cómo a mi misma, porque ¿cómo amarte sin conocer de amor primero?
Quiero estar siempre contigo, pero nunca invadir tu espacio.
Quiero acompañarte sin estorbarte.
Quiero aceptarte, lo bueno y lo malo, sin justificarte.
Quiero admirarte sin idealizarte.
Quiero que necesites de mi, pero sin pretender ser indispensable para tu vida.
Quiero escucharte sin juzgar, aunque no pensemos igual.
Quiero ayudarte cuando necesites, sin hacer las cosas por ti, sino que simplemente sepas que no estás sólo.
Quiero estar para ti sin asfixiarte.
Quiero poder convencerte sin querer forzarte a creer.
Quiero poder compartir contigo sin imponerte mis preferencias.
Quiero apreciar todo lo que eres sin calificarte ni clasificarte.
Quiero valorarte sin compararte.
Quiero tener de ti y poder darte de mi lo que quisieras tener.
Quiero poder aconsejarte sin interferir en tus metas y proyectos.
Quiero ser tu apoyo sin que pierdas tu fuerza.
Quiero caminar de la mano contigo sin caminar el sendero por ti.
Quiero poder evitar que te caigas y levantarte si no logro evitarlo.
Quiero vivir contigo tus duelos sin pretender borrarlos, sólo hacerlos más llevaderos.
Quiero poder decir las palabras que necesitas y también saber cuándo prefieres que compartamos el silencio.
Quiero ser yo misma contigo y dejarte ser siempre tú, porque así te conocí y así es como desde un principio te quise.
Quiero ser importante para ti, sin pretender ocuparlo todo en tu mente.
Quiero que seamos uno sin dejar de ser individuos.
Y quiero que si un día decides alejarte de mi, pueda dejarte ir sin culparte, y que sepas que estés en dónde estés, no serás olvidado porque un día dejaste tu marca en mi vida.

Quiero todo esto porque quiero que seamos capaces de estar separados, pero que no queramos estarlo.